( EXTRACTOS )
¡ Señor ! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la tierra.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
¡ Amigo, acompáñame ! ¡ Sostenme ! Muchas veces no tendré sino a ti mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entones contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.
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¡ Señor ! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la tierra.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
¡ Amigo, acompáñame ! ¡ Sostenme ! Muchas veces no tendré sino a ti mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entones contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHermosa poesía .donde se pinta con palabras, la vocación de la verdadera maestra, quien antes que nada se ruboriza al llevar el nombre de maestro ,que sin ser parece demasiado grande ,porque sólo Jesús enseñó al hombre el significado de la vida y a conocer a su Padre...Ser maestro es ser la guía al conocimiento de la fuente del saber ,donde la niñez estudiosa sasie su sed de conocimientos y valores.
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